No es de mi agrado tomar el camión o un taxi sola, por el delirio y miedo constante de robo y persecución, pero cuando no hay carro que se le puede hacer.
En una tarde entre calurosa y nublada , estaba esperando impacientemente a que llegara mi padre a recogerme a la escuela, como así se había planeado, estaba recargada en los tubos de la escuela que se valen como muro, durante mi larga espera solo veía como todos los demás poco a poco se iban.Yo aún recargada y con celular en mano me dispuse a llamar a mi padre, pero para grata sorpresa mía iba a tardar aún más. Yo ya desesperada y con la mochila full de libros decidí tomar un taxi, de esos que pides en la escuela hipotéticamente seguros y eventualmente de buena reputación. Mala idea.
Mi taxi pronto llegó y abordé, di la dirección a la que me dirigía y finalmente emprendimos camino, mientras nos dirigíamos camino a casa, observaba de reojo al chofer, que para colmo era un escuinclito ignaro que a juzgar por su apariencia física no tenía mas de 21 años, y que para mi desgracia empezaba a establecer contacto conmigo. Mientras yo fingía demencia y solo trataba de ver por a ventana e ignorar al chofer del infiero, empecé a notar como cada vez que el semáforo daba alto, el ignaro se volteaba como para verme.
El miedo pronto se apoderó de mi, pero mantuve la calma.
Pronto el chofer del averno se volteó casi totalmente y atrevió por fin a cruzar palabra conmigo.
-Que bonitos ojos tiene- declaró.
-Gracias...- mascullé, fingiendo demencia.
-¿Son verdes?- preguntó
-jajajaja- (risa incómoda)
-Esta bien bonita- volvió a declarar.
-jajaja-volví a fingir demencia
El chofer del averno me estaba haciendo perder la cordura, mientras el miedo se apoderaba de mí, y una vez más trate de guardar la calma, concentrándome en mi destino.
-Pronto llegaré a casa- me decía a mi misma, pero para mi desgracia el imberbe se había metido por unas calles que yo desconocía. Yo sentía que quizá no llegaría a casa, pero fue en ese momento cuando vi a lo lejos una calle que me era familia, e inmediatamente vociferé -Vuelta aquí-, viramos rápidamente y me sentí mas tranquila al saber que estaba cerca de casa, cuando estaba como a una calle de llegar a mi casa , le dije que ése era el lugar y gracias al señor paró, aún con todo lo que me estuvo diciendo en el camino, yo esperaba que me hiciera un descuentito, pero a la suma de mis desgracias, esta ésta pues el imberbe me quitó $50 pesos y casi una hora de camino, tal vez debí esperar a mi padre.
Pero llegué con bien a casa, aun cuando tuve que caminar una calle y fingir que tocaba en otra casa, mientras esperaba que el chofer del infiero se retirara. Y así fue como llegué a casa.
Suerte para la próxima